En un contundente mensaje a través de sus redes sociales, el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, rechazó una invitación del alto comisionado para la paz, Otty Patiño, para participar en una mesa de diálogo con las disidencias de las FARC lideradas por Iván Mordisco. La reunión, prevista para el 20 de junio en Yarumal, buscaba construir un plan de transformaciones territoriales para la paz en el norte del departamento.
Rendón expresó que su administración tiene una visión de paz basada en la ley, la justicia y las oportunidades, y no en negociaciones con grupos que han incumplido acuerdos anteriores. «La paz se entiende como el imperio de la ley, la justicia y las oportunidades. Y si se quiere, la paz con muestras de buena voluntad», afirmó el gobernador. «Las Farc firmaron un acuerdo de paz y ahora me piden que me siente con los que lo han incumplido», añadió, refiriéndose a los crímenes cometidos por las disidencias en la región.
El gobernador resaltó que, durante este año, las subregiones del Norte, Nordeste y Bajo Cauca de Antioquia han sufrido graves ataques por parte de estos grupos ilegales. «La población antioqueña ha sido víctima de extorsión, reclutamiento, terrorismo, homicidios, desplazamiento y confinamiento», denunció Rendón, subrayando que no está dispuesto a negociar con quienes continúan sembrando el terror en el departamento.
En su declaración, Rendón también manifestó su compromiso de diálogo con los reincorporados que han dejado las armas y con las víctimas del conflicto. «He sostenido diálogos abiertos con los reincorporados que dejaron las armas y también con las víctimas. Así nos mantendremos», concluyó, reafirmando su postura firme contra las disidencias de las FARC.
La postura del gobernador de Antioquia se alinea con la posición del Partido Centro Democrático, el cual ha sido crítico de la política de paz total del gobierno del presidente Gustavo Petro. Esta política incluye diálogos no solo con las disidencias de las FARC, sino también con la guerrilla del ELN, en un esfuerzo por alcanzar la paz en los territorios más afectados por el conflicto armado. Sin embargo, la escalada de violencia en departamentos como Cauca pone en tela de juicio la efectividad de estos diálogos, destacando la complejidad de alcanzar una paz duradera en Colombia.
