Una reciente revelación ha sacudido la confianza en los altos mandos del Ejército Colombiano tras darse a conocer que el presidente Gustavo Petro fue inducido al error en la divulgación de cifras exageradas sobre material de guerra supuestamente desaparecido. En una rueda de prensa en la Casa de Nariño, el presidente informó erróneamente sobre la pérdida de casi dos millones de armas y municiones en los cantones militares de La Guajira y Tolemaida, basándose en información proporcionada por el comandante del Ejército, el general Luis Mauricio Ospina.
Una investigación detallada por SEMANA ha revelado que las cifras reales son sustancialmente menores a las anunciadas. Según documentos de la Inspección del Ejército, específicamente los informes 0036 y 0017 de 2024, la cantidad de municiones y granadas perdidas asciende a 150.507 unidades, una cifra muy distante de los dos millones reportados por el mandatario. El error surgió de un malentendido sobre los materiales que aún no habían sido registrados en el software de inventario del Ejército, lo que llevó a una interpretación equivocada de los datos como si fueran material desaparecido.
Este incidente ha provocado una ola de críticas y cuestionamientos sobre la gestión y transparencia de la información dentro del Ejército. Además, ha puesto en evidencia la necesidad de una comunicación más clara y precisa entre los diferentes niveles de mando y la presidencia. Las cifras incorrectas divulgadas inicialmente por Petro en su cuenta de X incluyeron alegaciones graves como la desaparición de 2 misiles y 500 granadas RPG, que en realidad nunca estuvieron desaparecidos sino simplemente no registrados adecuadamente en el sistema.
El mal manejo de esta situación por parte del general Ospina, quien no ha realizado aún las debidas aclaraciones ni al presidente ni al ministro de Defensa, Iván Velásquez, ha causado gran consternación y preocupación tanto dentro de la institución militar como entre la ciudadanía. Un oficial de alto rango en La Guajira expresó su decepción en un mensaje difundido, criticando la falta de liderazgo y la negligencia en la gestión de información crítica para la seguridad nacional.
Este fallo de comunicación no solo ha desacreditado la imagen de la institución, sino que también ha alimentado debates sobre la eficacia y responsabilidad de los líderes militares en Colombia. La situación actual exige una revisión y posiblemente una reestructuración en la forma en que se manejan y se comunican los datos sensibles dentro de las fuerzas armadas para restaurar la confianza pública y asegurar que incidentes de esta naturaleza no se repitan en el futuro.
