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Gobierno insiste en rebautizar la Fuerza Aérea: un capricho que busca reforma constitucional

En un nuevo episodio que evidencia las prioridades del Gobierno de Gustavo Petro, el Ministro de Defensa, Iván Velásquez, se dispone a radicar un proyecto de acto legislativo para cambiar el nombre de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) por ‘Fuerza Aeroespacial Colombiana’. Esta iniciativa, que podría ser vista como un mero cambio nominal por algunos, representa para el Gobierno una obsesión que ya ha intentado materializar sin éxito debido a la estructura constitucional del país.

La propuesta de cambio de nombre, que inicialmente se incluyó en una de las leyes aprobadas por el Congreso, encontró un obstáculo insuperable en la Corte Constitucional. El alto tribunal dictaminó que, al estar la FAC explícitamente nombrada en la Constitución, cualquier modificación en su denominación requeriría una reforma constitucional. Esto no solo resalta la complejidad y el rigor jurídico que implica el cambio sino también plantea preguntas sobre la relevancia y urgencia de tal modificación en el contexto de desafíos nacionales más apremiantes.

El hecho de que el Gobierno dedique esfuerzos a una reforma constitucional para este fin, en un momento en que otras reformas críticas como la salud y pensional enfrentan dificultades para avanzar, ha generado críticas y escepticismo. Se cuestiona si este cambio nominal justifica la inversión de capital político y recursos legislativos, especialmente considerando que la aprobación de una reforma constitucional requiere un consenso amplio y la superación de ocho debates parlamentarios.

Este intento de reforma se enmarca en una serie de propuestas gubernamentales que buscan remodelar profundamente varias instituciones y prácticas nacionales, aunque no todas estas iniciativas han sido recibidas con el mismo nivel de aceptación o visto como igualmente prioritarias. La insistencia en rebautizar la FAC refleja una voluntad de redefinir y modernizar las fuerzas del Estado, pero también plantea interrogantes sobre la priorización de las agendas políticas y los beneficios concretos de tales cambios.

A medida que el Gobierno se prepara para presentar nuevamente esta propuesta ante el Congreso, la opinión pública y los legisladores deberán evaluar no solo la viabilidad legal y constitucional de la reforma sino también su pertinencia y oportunidad frente a otras necesidades nacionales. La discusión sobre el cambio de nombre de la FAC a ‘Fuerza Aeroespacial Colombiana’ continúa, destacando el delicado equilibrio entre la renovación institucional y la conservación de las tradiciones y normas constitucionales que definen a la nación.

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