La directora de Presupuesto del Ministerio de Hacienda, Claudia Marcela Numa, una pieza fundamental en la estructura de la entidad desde el año 2006, ha presentado su renuncia en medio de controversias vinculadas al decreto de liquidación del presupuesto general para el año 2024. Numa, quien asumió el rol de directora en 2019, ha sido una figura central en la administración del presupuesto nacional, ganándose el reconocimiento por su profundo conocimiento técnico y su enfoque meticuloso hacia la gestión presupuestal.
Esta dimisión ocurre en un momento particularmente delicado para el Ministerio de Hacienda, enfrentando críticas por la inclusión de partidas globales sin especificaciones en el decreto de liquidación presupuestal. Estas partidas, que han sido dejadas abiertas para asignación discrecional por parte del presidente, han generado preocupación entre expertos y políticos por los potenciales riesgos que representan para la asignación eficiente y transparente de recursos en los territorios.
El perfil técnico de Numa, destacado tanto en su paso por el Departamento de Planeación Nacional como en el Ministerio de Hacienda, sugiere una discordancia con las recientes decisiones presupuestales que podrían haber motivado su renuncia. La funcionaria, descrita por el exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla como una profesional de «altísimo nivel», ha sido un pilar en la formulación de políticas presupuestales y fiscales, y su partida plantea interrogantes sobre la dirección futura de estas políticas en el contexto actual.
La situación recuerda a la reciente salida del director del DNP, Jorge Iván González, por diferencias con la administración actual, subrayando una posible tensión entre la gestión técnica y las decisiones políticas en el ámbito del presupuesto nacional. Este escenario ha atraído la atención hacia el control político que se anticipa en el Congreso, con el presupuesto general de la nación como uno de los temas centrales de debate.
La renuncia de Numa no solo representa una pérdida de expertise técnico para el Ministerio de Hacienda, sino que también señala una posible fractura en la coherencia y la continuidad de las políticas presupuestales del país. La comunidad observa atentamente cómo el gobierno abordará este desafío, buscando reafirmar la confianza en su capacidad para manejar el presupuesto nacional de manera eficaz y transparente, en un momento en que la estabilidad económica y la distribución equitativa de los recursos son más críticas que nunca.